jueves, 5 de julio de 2012


TERAPIAS ALTERNATIVAS Y AUTISMO.




Experiencia con Yoga y Autismo. Silvia Edith Fernández

Trabajo realizado con niños diagnosticados con :
Trastornos Emocionales Severos (TES) – Trastornos del Espectro Autista (TEA).

El lugar físico donde se llevó a cabo fue en una Escuela Especial, donde se contaba con la asistencia de preceptoras, psicólogo, terapeutas y profesores.  En un entorno totalmente conocido para los chicos dentro de sus posibilidades de percepción.
Duración de la práctica: 4 meses, 2 días a la semana, 1 ½ por día aprox.
Niño: de nombre Gerónimo, 7 años de edad.
Diagnóstico: TES – Síndrome de Autismo.
Durante las primeras jornadas se realizó un trabajo de observación, tomando nota de lo siguiente:
·         Leve dificultad motriz en el movimiento de sus tobillos al caminar.
·         Mirada dispersa, sin poder sostener la vista por más de 5 segundos.
·         Autoagresión en momentos de aparente “enfado”, sin causa visible.
·         Hiperactivo, en la búsqueda constante del “objeto” que le permita reiterar una y otra vez movimientos de introspección. ( ej.: balanceo )
·         Muy selecto con la comida, eligiendo preferentemente carne y postre.
·         Utiliza mejor la mano izquierda.
·         Falta total del desarrollo del lenguaje hablado pero sí posee gestos de señalar.
·         Reconoce el momento estipulado como recreo, que se realiza al aire libre.
·         Cuándo la maestra pone música, el niño se tapa los oídos, llorisquea o se auto agrede.

Luego de esta etapa de observación, tuve dudas si al niño realmente no le gustaban los sonidos o le molestaba la música, y comencé por éste punto… con las vibraciones y siempre que fue posible fue seguido de un contacto físico  (Ej.: una caricia).
Antes de comenzar llevaba mi mente a frecuencias bajas, para estar lo más relajada y perceptiva posible, para poder captar cualquier reacción y si la hubiera ver si era en realidad un reflejo o una actitud “intencionada” del niño.
Dividí la práctica en etapas para poder exponerlas más claramente:
Primera Etapa: fue la etapa más sutil, repetí palabras mentalmente, susurré su nombre al oído una y otra vez, luego pasé a la práctica de mantras y campanas tingshas.
Segunda Etapa: sonido y contacto físico, con juegos y sin juegos.
Tercera Etapa: práctica más física, asanas con elementos.


Detalles de las Etapas:
·         Durante su tiempo de recreo en el parque, yo imitaba “su juego” sin hablarle y sin interrumpir su actividad, como si yo fuera su reflejo. Sentado en el piso él toma contacto con ramitas del pino y tierra.
Mientras imito su acción (misma actividad, misma postura) canto el mantra OM, primero mentalmente, luego susurro y por último en voz alta, sin respuestas de parte de él.  
·         Luego de unos días reconoce mi voz, dirigiendo su atención cuándo lo llamo.
En el recreo hoy utilicé partes de persianas plásticas que estaban en el suelo, utilizándolas como “zancos”, mientras iba caminando con ellas con pasos grandes, golpeaba la tierra fuerte como para  observar si Gerónimo podía percibir algo, movimiento, sonidos, vibración, etc., estando él a unos 10 metros sentado en el suelo atento a las ramitas del pino que iba juntando.  No hubo respuesta del niño, pero sí la hubo cuándo pronuncié su nombre, levantó la cabeza, se acercó hasta mí corriendo a querer jugar con las persianas y golpearlas en el suelo, este intercambio duró aproximadamente 20 segundos.  Luego él se sentó y yo estando de pie, abrí las piernas para que él esté debajo mío sentado, mientras yo seguía golpeando como si fuera percusión a un ritmo estable las varas de plástico contra el suelo y mantrando OM.  Respuesta del niño: tomó las varas, levantó la cabeza y mirada mirándome, durante aproximadamente 4 minutos.

·        En el segundo mes siguieron las prácticas con Mantras, sonidos, contacto físico. Respuesta del niño : se lo ve mucho más relajado, sonríe y sostiene la mirada por mucho más tiempo.  Ha disminuido los períodos de ansiedad.  
Luego de dos meses he observado que el niño sostiene más tiempo el contacto visual, alrededor de 10 segundos y esporádicamente permite “compartir” su juego.
     Comenzando la segunda etapa : el niño accede a jugar de a dos.
Él estaba acostado boca abajo en el piso, yo hice lo mismo y comencé a mover unos cochecitos de juguete, se lo enviaba por el piso hasta su mano, él lo giraba y me lo tiraba a mí, yo volvía a repetir la misma acción y él volvía a responder de la misma manera. Durante aproximadamente 5 minutos.
·         Observándolo en su recreo tomo nota de lo siguiente : noto que el niño intenta interactuar por unos instantes con otros niños que llegaron al parque para practicar deportes…estos chicos eran mucho más grandes y ellos lo rechazaban, Gerónimo se tiró al piso con bronca y golpeaba el piso con mucha fuerza.  Esto sucedió varias veces hasta que se alejó. Esta experiencia también fue observada por el Psicólogo de la escuela.

·         Hoy utilicé por nuevamente las tingshas, primero las hice sonar, jerónimo se mostró al principio atraído por el sonido, luego de 10 min aprox.  comenzó a taparse los oídos.  Desde el piso me miraba y aunque se tapaba los iodos estaba algo intrigado, luego dejé de hacerlas sonar y comencé a frotarle con intensidad el pecho, la respuesta fue unas “carcajadas” sutiles pero sonoras, se lo veía muy “complacido”. Por unos instantes esa sensación se “proyectó” en mí… y evidentemente en el ambiente, porque el otro niño, Agustín de 11 años con el mismo síndrome, se sentó en el suelo también en busca del acercamiento físico y el contacto con Gerónimo.

·         En la última etapa,  siguió ocurriendo situaciones de “juegos de dos”. Ejemplo: en un momento observó mi mochila y comenzó a “obsesionarse” con una botellita de agua mineral que estaba colgada en uno de los bolsillos, le gustaba su textura, el ruidito que hacía al apretarla, hasta que la sacó.  Me la da y yo le repetía…. “gracias, la guardamos”!!!!! y la ponía nuevamente en el bolsillo, él la volvía a sacar y se repitió esta conducta por varios minutos, siempre el niño estuvo mirándome a la cara en el momento que me daba la botella.

·         Última etapa de Tingshas : cuándo comenzó a taparse los oídos, la hice sonar más veces y más fuerte, pero que sonara armonioso,  intentando “provocar” una reacción de él …. Y comenzó a emitir sonidos…. Como grititos de desacuerdo, de que le molestaba.
Luego de dejar de tocarlas (tingshas) hicimos YOGA asanas! ….. Sentados en el piso abrazamos la pelota grande (como pasthimotanasana con elemento), luego practicamos bhujangasana y por último sarvangasana (x 5 veces aprox.) porque le gustaba y no quería bajar, él mismo hacia fuerza para que no lo haga descender.
Seguido de asanas descanso libre…. El niño se movía en el suelo con total libertad y expresión.  Al terminar con la relajación tuvo diarrea.   Luego de que lo cambien y antes de comer…. vino el Psicólogo, y comentamos que Jerónimo estaba fijando más la vista…. donde el profesional añadió que lo ve más relajado, más tranquilo.


De esa forma terminé esta experiencia con este niño.  El motivo de compartir dicha experiencia es tal vez abrir una nueva inquietud para con este síndrome, descubrir nuevos canales en donde se puede crear vínculos, donde la comunicación tenga lugar más allá de nuestra propia mente.  Por último considero oportuno hacer mención de esta frase que de alguna manera ha guiado dicha experiencia

No hay comentarios:

Publicar un comentario