Primero que nada, aprender es conocer, interpretar y representar el mundo que nos rodea. Y el aprendizaje inicia desde que somos bebés, al principio a través de los sentidos, el movimiento y la acción sobre los objetos, y la interacción con los demás. Estos primeros aprendizajes se van convirtiendo en conductas de simbolización o representación (por ejemplo, imitación, juego, dibujo y lenguaje) que se vuelven cada vez más complejas hasta estar que el niño está listo para el aprendizaje escolar.
Para que se de el aprendizaje escolar tienen que cumplirse los siguientes requisitos:
En el niño:
- Nivel de madurez adecuado
- Posibilidad de lograr lo que le proponen
- Autoconfianza
- Capacidad de relacionarse con los demás
- Deseos de aprender
Y en el maestro:
- Conocer cómo se construye el aprendizaje de los contenidos.
- Sustentar nuevos conceptos en conocimientos previos.
- Estimular en el niño el deseo de conocer.
- Propiciar el deseo de superación.
La madurez para el aprendizaje significa que el niño puede aprender fácil y eficazmente sin tensiones, ya que dispone de conocimientos, habilidades, intereses y nivel de desarrollo adecuados.
Sin embargo, cuando no se cumplen algunos de estos elementos los alumnos se enfrentan con dificultades para aprender. Esto causa mucha frustración en los niños y en ocasiones también en sus padres o maestros.
Definición
Un trastorno específico de aprendizaje (TEA) implica un rendimiento en el área académica por debajo de lo esperado para la edad, el nivel intelectual y el nivel educativo, y cuyas manifestaciones se extienden a otras áreas de la vida sólo en aquellos aspectos que requieren de la lectura, la escritura o el cálculo.
Están fuera de este concepto todos los niños cuyas dificultades en el aprendizaje se deben a impedimentos visuales, del oído, de índole motora, retraso mental, perturbaciones sociales o emocionales, o bien, situaciones ambientales como diferencias culturales, instrucción insuficiente o inadecuada y factores psicogénicos.
Algunos de los trastornos de aprendizaje más comunes son:
La Dislexia es una dificultad de aprendizaje en la adquisición del lenguaje así como los problemas que derivan de esto en la lectura y en la escritura. Cuando un estudiante presenta este problema, suele escribir las letras al revés o invertir el orden en las letras o en las palabras.
La Disgrafía, que se caracteriza por la incapacidad de reproducir total o parcialmente rasgos escritos. Para tratarla se recomienda la ejercitación psicomotora, de la percepción, visomotricidad, grafomotricidad, grafoescritura y el perfeccionamiento escritor.
Por otro lado la Dislalia es un trastorno en la articulación de los fonemas, donde puede haber sustitución, distorsión u omisión de fonemas en la articulación del lenguaje. Esto además de afectar el lenguaje hablado, afecta también el escrito. Para tratar este problema es necesaria la intervención de un fonoaudiólogo y un psicopedagogo.
Además la Disortografía es un trastorno grave en la ortografía, que puede ser presentado también por niños inteligentes y de aprendizaje normal. Puede estar asociado a otros problemas como la dislexia, la dislalia o retrasos en el lenguaje oral, pero también puede presentarse de forma aislada.
Por último la Discalculia es un trastorno donde aparecen dificultades en las habilidades lingüísticas, atencionales y matemáticas. Dentro de las habilidades lingüísticas se ven afectadas la denominación en términos matemáticos, operaciones o conceptos, así como la comprensión de problemas y su decodificación en operaciones.
Bibliografía:
Carrera (coord.), Salgado Gómez y Espinosa Terán. (2009) Dificultades infantiles de aprendizaje.
Ed. Grupo Cultural. España.
Molina Argudín, Alicia. (s.f.) Discapacidad Intelectual. Nuevo Acercamiento. En Menores con Discapacidad y Necesidades Educativas Especiales. pp. 56-59 SEP/Araru.
(2006) Problemas de Aprendizaje. Soluciones paso a paso. Tomo 1. Diccionario. Ediciones Euroméxico. México.
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