jueves, 5 de julio de 2012

Dislalia

Dislalia

INTRODUCCIÓN

"Es preciso no confundir una dislalia funcional que ya tiene un carácter patológico por una función anómala de los órganos periféricos, con una dislalia de evolución que no es más que el defecto de articulación normal en la evolución del lenguaje. Pero si esta articulación defectuosa persiste pasados los 4 ó 5 años, ya puede tener un carácter patológico y será conveniente comenzar lo antes posible el tratamiento adecuado. Si no se atiende debidamente, el defecto se afianza, los órganos fonatorios pierden plasticidad y su corrección se hará cada vez más costosa" (Pilar Pascual).
Frecuentemente se aborda el tratamiento de la dislalia funcional con dos estrategias: intervención indirecta e intervención directa.
La intervención indirecta tiene por objeto conseguir la maduración de los órganos fonatorios y por lo tanto sus apartados son similares a los que hemos mencionado al hablar de la estimulación del lenguaje oral en la Educación Infantil aunque, cuando hablamos de dislalias funcionales, su finalidad es ya más correctiva que preventiva y los ejercicios, aunque han de seguir siendo motivantes, tienen un componente menos lúdico.
La intervención directa intenta la articulación del fonema-problema y la generalización de éste en el lenguaje espontáneo. Continúa con ejercicios del tratamiento directo pero incide fundamentalmente en el punto y modo de articulación.



Intervención indirecta

Enumeramos a continuación una serie de ejercicios propios de la intervención indirecta, esto no quiere decir que debamos realizar todos o la mayoría de estos antes de iniciar la intervención directa, sino que seleccionaremos aquellos que guardan relación con la causa de la dislalia y los realizaremos como unos ejercicios más del tratamiento directo dentro de la misma sesión

Basta con explicar al niño la posición correcta de los órganos articulatorios, la salida del aire fonador y la tensión necesaria en los labios y lengua para que, en pocas sesiones, se produzca el fonema correcto y pasemos al afianzamiento y la generalización; con ello hemos ahorrado un tiempo y un esfuerzo nada despreciables".
Pese a lo anterior deberemos interrumpir el tratamiento directo y centrarnos sólo en el indirecto cuando:
  • El niño parece muy ansioso por el problema del habla.
  • El trastorno del habla es muy amplio.
  • El niño comienza a tartamudear.

Intervención directa

Orientaciones generales para la intervención directa

  1. Enfoque pluridimensional. Este ha de tener un doble sentido, por una parte hemos de tener en cuenta, no sólo el problema de pronunciación, sino el lenguaje en su conjunto y al niño en su totalidad y por otra hemos de partir siempre de la colaboración con el resto de los profesionales que inciden en la educación del niño
  2. Conveniencia del tratamiento precoz. Progresivamente los órganos articulatorios van perdiendo plasticidad. Es más fácil corregir un rotacismo a los 6-7 años que a los 10 ó 12, además la persistencia del problema articulatorio puede crear problemas de baja autoestima en el niño.
  3. Importancia de la colaboración de los padres. Si les explicamos de forma clara y sencilla lo que pueden hacer y si además participan en alguna sesión de reeducación, tendremos en ellos un apoyo muy importante sobre todo a la hora de afianzar la articulación del fonema corregido.
  4. Partir de una buena evaluación (exploración). Esto nos permitirá seleccionar los ejercicios adecuados. Carece de sentido dedicar tiempo a hacer discriminación auditiva si el niño no tiene problemas en este campo o hacer ejercicios de labios, mandíbula etc. si no presenta problemas en la motricidad de esos órganos.
  5. Elaborar un programa de trabajo: nº de sesiones, duración de las mismas, ejercicios que vamos a realizar, materiales a utilizar, etc.
  6. Explicarle al niño en que consiste el problema, lo que vamos a hacer así como el objetivo de cada ejercicio. Aunque tenga poca edad, si utilizamos el lenguaje adecuado, nos entenderá y su colaboración será mejor.
  7. Hacer una autoevaluación constante. Esto nos permitirá suprimir o variar ejercicios en función de los resultados.
  8. Intercambiar ejercicios. No debemos hacer monótona la sesión, si es necesario introducir alguna actividad lúdica.
  9. Si utilizamos algún aparato, familiarizar primero al niño con él, en este sentido es aconsejable dejarle el logofón para que juegue con él antes de empezar a utilizarlo.
  10. Buscar la colaboración del niño. Nada ayudará tanto a la superación del problema como despertar el interés del niño, no sólo en cada sesión, sino también fuera de la misma. Es importante que siga practicando él sólo, como si fuera un juego, alguno de los ejercicios que hemos realizado en la sesión.
  11. Importancia de la empatía y refuerzo positivo. Resaltar los avances, minimizar las dificultades.
  12. Si no obtenemos los resultados deseados buscar información. En este sentido la bibliográfica sobre el tema o consultar con otro profesional, nos puede ayudar a mejorar los resultados.
Fuente: http://www.gescolar.es/material/dislalias/




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